Los golpes duelen, por supuesto que duelen, como todos los golpes. Pero lo que más duele no es el golpe en sí, si no ver que cada día ese golpe se repite, vuelve y la gente se ocupa de recordártelo día tras día, como intentando repetirte lo que perdiste, echándotelo en cara. Ese es un gran golpe.
Pero, ¿sabes lo que más me gusta de ti? Que justo en ese momento apareces como si no hubiera pasado nada. Me encanta.
