Báilame el agua. Úntame de amor y otras fragancias de tu jardín secreto... Sácame de quicio, hazme sufrir. Ponme a secar como un trapo mojado. Lléname de vida, líbrame de mi estigma. Llámame tonta. Olvida todo lo que haya podido decirte hasta ahora... no me arrastres, no me asustes... Vete lejos... pero no sueltes mi mano. Empecemos de nuevo.
Soñadores
domingo, 14 de noviembre de 2010
Pido pista para aterrizar;
No hay desesperación si un te de canela desde la mesa goteando hasta el suelo, dejando una gran poza de agua. No hay desesperación sin agarrarse los cabellos, tirándolo y maldecir todo lo que veas a tu alrededor, echándole la culpa hasta tu macetero. No hay desesperación sin tus ojos abiertos como platos, sin cerrar tus ojos fuertemente y tus puños al mismo compás, sin pisotear tu ‘gorra’. Cosas tan comunes, cosas tan fundamentales, cosas que siempre pasan.
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